in Boletín de Filología
La rentabilidad argumentativa de los modalizadores de opinión
Resumen:
Los denominados modalizadores de opinión o modalizadores de punto de vista conforman una de las clases de marcadores o construcciones en proceso de fijación menos analizadas en el campo de los marcadores del discurso. Estas unidades fueron inicialmente descritas como formas de modalidad neutra, esto decir, carentes de capacidad para orientar pragmáticamente el discurso o, en todo caso, como formas ligeramente atenuadoras, en tanto que se emplean para expresar la mera opinión del hablante. En este artículo presentamos un análisis de estas unidades, desde el punto de vista argumentativo, y siguiendo los principios metodológicos de la lingüística pragmática, con el propósito de mostrar que presentan una naturaleza compleja: operan tanto en el campo de la orientación como en el de la antiorientación y poseen efectos reforzadores o atenuadores de la fuerza argumentativa, según el tipo de texto en el que funcionan, su coaparición con otros elementos modales y la posición en la que aparecen en el enunciado.
1. INTRODUCCIÓN
Nota de autor 1
Dentro del campo de los marcadores discursivos, se localiza una categoría enmarcada en el ámbito de la modalidad (Barrenechea 1969): los viewpoint adverbials (Koktová 1986) o modalizadores de opinión (Fuentes Rodríguez 1991; Martín Zorraquino 1999; González Ruiz 2005, 2007). Estos elementos se caracterizan por reforzar el contenido modal del enunciado, esto es, la expresión de la actitud del hablante, sin orientarla (Fuentes Rodríguez 1991; Hermoso Mellado 2001). Algunas de las unidades que han sido incluidas en esta categoría son personalmente, desde mi opinión, a mi parecer o desde mi punto de vista (Fuentes Rodríguez 1991; González Ruiz 2007; González
Ramos 2009).
No obstante, ciertos estudios (Fernández Fernández 1993; González Ruiz 2005, 2007) sugieren que las funciones pragmático-discursivas de los modalizadores de opinión van más allá de la pura expresión de la actitud del hablante. Por un lado, estas unidades se aproximan al campo de la evidencialidad (González Ramos 2009), en tanto que ofrecen información sobre el origen o la fuente del mensaje
2 . Desde el punto de vista enunciativo, tienen carácter polifónico (González Ruiz 2005), en el sentido de que
suponen cierta focalización en el yo, en contraste con las otras voces del discurso. Partiendo de estos supuestos, los modalizadores de opinión podrían reforzar la argumentación esgrimida por el hablante en ciertos contextos, tal y como se ha constatado para otras unidades cercanas, como el verbo doxástico yo creo (Hermoso Mellado 2001; Cortés y Camacho 2005: 160; Fuentes Rodríguez 2010; Brenes Peña 2015; Soler 2016; Xie 2019) o los modales evidentemente (Estrada 2008) o al parecer (Kotwica 2015). A partir de estos antecedentes, este artículo plantea profundizar en la dimensión argumentativa de los modalizadores de la opinión, atendiendo a su uso en diferentes textos y contextos y, específicamente, analizar la función que cumplen en distintas situaciones comunicativas.
El artículo se estructura de la siguiente manera: para comenzar, profundizaremos en el lugar que han ocupado los modalizadores de la opinión dentro del amplio y complejo ámbito de la modalidad y discutiremos las relaciones que mantiene con el plano de la enunciación. A continuación, esbozaremos la metodología que hemos empleado para, seguidamente, mostrar los resultados del análisis que se ha efectuado. Finalmente, se recogen las conclusiones que ha arrojado el estudio de las formas modalizadoras de
la opinión del hablante presentes en los corpus que han sido consultados.
2. LOS MODALIZADORES DE OPINIÓN Y LA EXPRESIÓN DE LA MODALIDAD
Los viewpoint adverbials o modalizadores de la opinión fueron analizados en primer lugar con respecto a la lengua inglesa (Greenbaum 1969; Koktová 1986), como elementos modales que no orientaban la opinión hacia ninguna dirección, sino que simplemente servían para enfatizar el sentido modal del enunciado. Greenbaum (1969) recoge personally and particularly como ejemplos de los llamados disjuntos de estilo. Koktová (1986) amplía la nómina a través del siguiente listado:
According to…, basically, contrarywise, contrary to…, contrastingly, equally, essentially, formally, from the standpoint, from the viewpoint, generally, in all respects, in comparison with, in essence, in my view, in principle, likewise, logically, on the whole, oppositely, principally, rationally, similarly (Koktová 1986: 80).
Se trata de un tipo de modificadores de la actitud (complementation of Attitude, CA), que se caracteriza por “exhibit scoping properties and that their scope extends, in the primary case, over the (rest of the) focus (rheme, new Information) of the UR (underlying representation) of a sentence” (Kotková 1986: 2).
En el caso de la lengua francesa, expresiones del tipo à mon avis o selon moi se emplean para “restringir el alcance de un acto de afirmación, haciendo un comentario sobre él” (Berrendonner 1987: 57). De esta forma, los enunciados que incluyen estas estructuras constituyen verdades individuales, frente a los enunciados no marcados, que aspiran a presentarse como verdades universales. Para Hermoso Mellado (2001), à mon avis posee naturaleza modal y enunciativa; según esta autora, esta secuencia, equivalente en español a en mi opinión, constituye una unidad modal que sirve para manifestar la adhesión del hablante 3 al contenido de su discurso, sin evaluarlo ni emitir juicio alguno sobre él:
Estaríamos frente a un primer estadio de la modalidad epistémica, paralela a la expresada por medio de predicados modales del tipo je
crois que, je pense que, etc. Con ellos, el locutor no se adhiere a la vedad en sí de los contenidos enunciados – al menos no de manera
explícita-, sino que se limita a expresar lo que opina, lo que piensa, es decir, una creencia (Hermoso Mellado 2001: 179).
Coltier y Dendale (2004 ) coinciden en que estas estructuras sirven para modalizar el discurso, aunque presentan diferencias internas. Nos interesan especialmente los dos valores que los autores atribuyen a pour moi: un valor temático, sustituible por en lo que a mí me concierne, que acompaña a hechos constatados; y un valor de punto de vista, que podría conmutar por yo creo que, que serviría para introducir la opinión o hipótesis mantenida por el sujeto.
En el caso de la lengua española, se han analizado las unidades personalmente, particularmente, en mi opinión, a mi parecer, desde mi
punto de vista, a mi entender o a mi juicio (Fuentes Rodríguez 1991; González Ruiz 2005, 2007) 4 , y su caracterización se mueve entre el plano enunciativo y el modal 5 . Estos elementos suelen coaparecer con verbos en primera persona del singular del presente de indicativo, lo que garantiza el mínimo de contenido subjetivo necesario para poder utilizar un modalizador
de la opinión (Hermoso Mellado 2001). Este tipo de unidades constituye el primer paso en la construcción de la modalidad por parte del hablante, puesto que manifiesta, en principio, únicamente la expresión de su punto de vista. Como señala Fuentes Rodríguez ( 1991 : 308): “[e]stos elementos expresan un grado primario en la actitud del hablante 6 . No indican deseo, ni apelación
al oyente, sólo nos informan de que la comunicación que sigue está sujeta a la opinión del hablante. Este no expresa la verdad, sólo lo que cree u opina”.
Por esta razón, los modalizadores de opinión forman parte de la modalidad epistémica 7 , entendida, en sentido amplio, como la expresión del grado de compromiso del hablante con lo que dice (Palmer 1986), en tanto que sirven para formalizar la actitud de la instancia emisora en relación con su propio mensaje (Martín Zorraquino 1999: 42). Concretamente, estas formas manifiestan que:
[e]l hablante no pretende sumarse a una opinión general, sino que quiere dejar muy claro que es una opinión personal y que no sabe, o no entra a decir, si puede ser compartida por los demás. Su efecto pragmático es restar violencia a lo que dice porque aparece como opinable y no como una aseveración tajante (Fuentes Rodríguez 1991: 308).
Estas unidades, por tanto, “recalcan que el contenido al que remiten contiene una opinión personal del hablante” (Martín Zorraquino 1999: 43) o, en todo caso pueden presentar una función mitigadora de la opinión:
[d]esde el punto de vista pragmático, las expresiones que nos ocupan, al recalcar como una opinión personal el contenido proposicional – o discursivo- al que comentan, atenúan la validez general de éste. Es decir, con todos estos signos, el hablante compromete su responsabilidad en la verdad de lo dicho, pero, además, y sobre todo, reduce el alcance de sus palabras a la esfera del propio yo (Martín Zorraquino 1999: 45).
Por este motivo, los modalizadores de la opinión han sido catalogados por Fant (2007 ) o González Ruiz (2005 , 2007) como hedges (Lakoff 1972) 8 o cercas semánticas (Giráldez Soage 2006), dado que permiten expresar una opinión no impositiva:
By means of hedging expressions such as yo creo que (I think that) and a mí, personalmente (I personally), the speaker clearly signals that she does not want to impose her opinion on the other participants, which means she is respecting others people’s agenda (other-oriented, goal avoiding action). Even without these discourse markers, however, it is obvious that she is orienting herself towards (some of) the others’ perceived or apprehended agenda throughout her whole turn. Her line of argumentation is that of the assumedly opposed party (Fant 2007: 350).
La atenuación reside en que el hablante “adopta una actitud modesta hacia el oyente, dándole a conocer que no se hace incondicionalmente responsable de la verdad de la proposición aseverada” (Haverkate 1991: 64). De esta forma, el hablante puede transmitir una opinión disentiva con respecto a la manifestada por su interlocutor, sin menoscabo de la relación social que
mantenga con él. El efecto matizador opera, en opinión de Giráldez (2006) en tres planos: en la fuerza ilocutiva del enunciado, en el cumplimiento de las reglas conversacionales y en el grado de expresión de certeza del hablante.
González Ruiz (2005 ) plantea una doble caracterización pragmático -discursiva de los modalizadores de opinión, en tanto que poseen “un estatus intermedio entre el juicio asertivo categórico y la aserción modalizada” (2005: 77): por un lado, el empleo de estas unidades permite al hablante suscribir lo que dice; por otro, conllevan un efecto atenuador del acto asertivo, basado en “la reserva de la responsabilidad de lo afirmado en la esfera del yo” (González Ruiz 2005: 79). Así, [s]e reducen las posibles consecuencias negativas de un acto asertivo en la medida en que este no se realiza de una forma categórica: la validez de la aserción se presenta reducida a una ‘interpretación’ del yo (González Ruiz 2005: 85).
De esta forma, los modalizadores de opinión se aproximarían a los modalizadores de evidencia, si bien es posible percibir ciertas diferencias. Los evidenciales permiten al hablante ratificar y reforzar el contenido expresado, en tanto que aluden al conocimiento compartido entre los hablantes. A través del empleo de los modalizadores de opinión, en cambio,
el locutor no diluye su voz en un conjunto de voces a las que se suma, sino que presenta la suya propia como personal, contrastándola explícita o implícitamente con otras voces, de ahí que sea fundamentalmente una estrategia de cortesía negativa: la adhesión explícita garantiza el respeto al otro, la posibilidad de que este exponga puntos de vista diferentes contrarios y, por ello, garantiza la aceptabilidad 9 del discurso por medio del ‘escudo’ de que lo que se afirma es, simplemente, una opinión
personal. Aquí tenemos la explicación de por qué en ciertas ocasiones, los hablantes marcan que lo dicho se ajusta a una percepción propia, a una postura exclusivamente personal, cuando en realidad esto no sería necesario, toda vez que, sin la marcación por medio del modalizador, se da por supuesto que la afirmación está basada en lo que el hablante cree, siente o piensa: se persigue el fin comunicativo de justificar y legitimar su discurso (González Ruiz 2007: 96).
En términos informativos, estos modalizadores de opinión desempeñan la función de marco o tópico, que se encuentra a disposición del hablante para “acotar el marco de validez de sus afirmaciones, el campo al que se restringe su pregunta o su orden, petición o ruego” (Gutiérrez Ordóñez 1997: 40). Los modalizadores de opinión, en concreto, establecen un marco de perspectiva que permite delimitar el universo del discurso (Gutiérrez Ordóñez 1997).
Como vemos, partiendo del tipo de significado modal expresado, existen ciertas similitudes entre los modalizadores de opinión y los modalizadores evidentemente o al parecer. Para estos últimos, se ha sugerido la existencia de dos valores complementarios: por una parte, sugieren un debilitamiento del compromiso del hablante; por otra, pueden aumentar la fiabilidad del enunciado si aluden a realidades generalmente conocidas (Cornillie 2007), pasando a manifestar intersubjetividad (Nuyts 2001). Cada interpretación
vendría determinada por el contexto de aparición del marcador evidencial, así como la imagen que el hablante desea proyectar (Estrada 2008).
Este aparentemente contradictorio doble valor reforzador y mitigador parece estar también presente en los verbos doxásticos o verbos de opinión (Haverkate 1994; Hennemann 2012; Brenes Peña 2015; González Ruiz2014, 2015; Xie 2019), del tipo pienso, creo u opino. Para estos verbos, se han identificado dos valores (Cortés y Camacho 2005; De Saeger 2006; Xie 2019) 10 : uno epistémico o de opinión, que estaría relacionado con una posible atenuación pragmática, por manifestar aserción débil (FuentesRodríguez 2010) y presentar el valor de verdad del mensaje como relativo, con la intención de no menospreciar opiniones contrarias (Cortés y Camacho2003: 160); y un segundo valor discursivo, de creencia o adhesión, que ejerce como reforzador argumentativo, al poner el énfasis en el grado de compromiso con lo dicho. La interpretación dependerá de la naturaleza del texto y de la situación comunicativa en cuestión (Cortés y Camacho 2003), así como de la presencia del pronombre personal sujeto, la aparición de lexemas vinculados con la verdad o la sinceridad o el tipo de acto asertivo (González Ruiz 2015).
González Ruiz (2005 ) detecta, no obstante, una diferencia en el modo de atenuar de los verbos doxásticos y los modalizadores de opinión: los primeros conllevan una minimización del compromiso epistémico, mientras que los modalizadores de opinión permiten al hablante mantener su adscripción y su responsabilidad sobre lo dicho. El efecto atenuador de estos últimos radica en que “se presenta la validez de una aserción restringida al yo” 11 (González Ruiz 2005: 87). A pesar la existencia de esta diferencia,
entre otras 12 , cabe preguntarse si es posible identificar valores comunes entre los verbos de opinión y los modalizadores de opinión. En definitiva, resulta indudable que, con las premisas expuestas hasta aquí acerca de la caracterización de los modalizadores de opinión, resulta muy oportuno realizar un análisis argumentativo de estas unidades 13 , a lo que dedicamos los siguientes epígrafes.
3. CORPUS Y METODOLOGÍA
Para alcanzar el objetivo de investigación expuesto supra, hemos realizado un análisis cualitativo de los resultados que arrojan las búsquedas de los diferentes elementos modalizadores en los corpus académicos CREA y CORPES XXI, junto con el Corpus MEsA
14 . Del total de ocurrencias fruto de las búsquedas de cada unidad (3246) 15 , hemos seleccionado de los corpus 123 ocurrencias, esto es, únicamente aquellos empleos que cumplían los requisitos propios de las unidades extraproposicionales: aparecen entre pausas, en margen izquierdo, derecho o en posición parentética, afectando a toda la oración. Además, poseen autonomía entonativa e independencia sintáctica. En concreto, la nómina de unidades analizadas incluye las siguientes formas: en mi opinión, a mi modo de ver, a mi juicio, a mi parecer, según mi parecer, a mi entender, personalmente, desde mi punto de vista, según mi punto de vista, particularmente, desde mi perspectiva, para mí 16 .
Para el análisis de los elementos seleccionados, nos basamos en la metodología de la lingüística pragmática, tal y como se desarrolla en Fuentes Rodríguez ( 2000 [2017]), según la cual el análisis de las formas lingüísticas atiende a todos los factores, internos y externos, que influyen en el texto. Se trata de un modelo de análisis multidimensional, que propone dividir el texto en los siguientes niveles: el nivel microestructural, que incluye los componentes fonético, sintáctico y sintáctico que configuran el dictum; el nivel macroestructural, en el que la organización informativa, argumentativa, enunciativa y modal determina la configuración del texto en secuencias; y, finalmente, el nivel superestructural, que se encuentra delimitado por el tipo de texto en cuestión. Estos planos no funcionan por separado, sino que mantienen interrelaciones.
En este sentido, las unidades seleccionadas se analizarán desde el punto de vista argumentativo, con el propósito de identificar su posible función reforzadora o mitigadora de la fuerza argumentativa de los enunciados en los que aparecen. Asimismo, ahondaremos en las funciones argumentativas en las que se ven implicados los modalizadores de opinión. Para ello, aplicaremos los principios teóricos de la teoría de la argumentación lingüística formulada por Anscombre y Ducrot (1988 [1994]), en la adaptación al español que
proponen Fuentes Rodríguez y Alcaide Lara (2002). Desde esta perspectiva, eminentemente lingüística, la argumentación constituye una dimensión que puede desarrollar cualquier discurso que presente unas razones o argumentos que pretendan conducir al interlocutor hacia una determinada conclusión. Este fin persuasivo se alcanza a través de mecanismos lingüísticos, tales como operadores y conectores argumentativos, procedimientos de énfasis o el empleo de un léxico específico, entre otros recursos.
4. NATURALEZA Y FUNCIONES
Antes de comenzar el estudio propiamente argumentativo, consideramos necesario describir brevemente la naturaleza y el comportamiento de los modalizadores de opinión. Formalmente, las unidades que pertenecen al grupo que analizamos proceden de adverbios acabados en -mente, como personalmente o particularmente 17 , así como construcciones preposicionales, del tipo en mi opinión o desde mi punto de vista. Según estudios previos, parecen ser compatibles con todas las modalidades oracionales, aunque su aparición en un enunciado interrogativo conlleva un cambio de referente, desde el locutor al interlocutor, con las correspondientes modificaciones deícticas personales (Fernández Fernández 1993) 18 . En lo relativo a su grado de fijación, constituyen un grupo variado, que incluye marcadores invariables desde el punto de vista formal, como personalmente, así como estructuras con alternancia de morfemas personales, del tipo desde mi perspectiva/desde tu perspectiva, a mi juicio/a tu juicio. En cualquier caso, esta variabilidad formal mínima no constituye un obstáculo para su catalogación como marcadores del discurso, al igual que ocurre con los marcadores de naturaleza apelativa (Martín Zorraquino y Portolés 1999). Por último, todas las unidades analizadas presentan un significado de tipo procedimental, independencia fónica y prosódica del resto del enunciado, del que se separan mediante una pausa. Además, funcionan en el plano supraoracional, con una función de tipo modal-enunciativa.
Desde el punto de vista lexicográfico, sorprende su ausencia de algunas obras de referencia: ninguna de ellas aparece recogida en Briz, Pons y Portolés (2008). Fuentes Rodríguez ( 2009 a), en cambio, recoge personalmente, que se etiqueta como operador enunciativo con una función principalmente enfatizadora de la participación del yo, aunque presenta un segundo valor minimizador y cortés, cuando establece un contraste con la opinión de otros. Desde el punto de vista modal, por tanto, “señala específicamente al hablante, bien como punto de perspectiva o como base de la opinión. Esto le da un tono confidencial al texto, lo que puede usarse como atenuativo o
como elemento de imposición, dependiendo de lo esperado en el contexto” (2009a: v. personalmente). También aparece en el Diccionario de Operadores y Conectores el operador modal particularmente, que sirve para marcar la opinión del hablante (Fuentes Rodríguez 2009a: v. particularmente).
Santos Río (2003), por su parte, cataloga en mi opinión, a mi juicio, a mi parecer, y a mi entender, como ejemplos de pseudocolocaciones
adverbiales oracionales pararrespectuales 19 de opinión, usadas para atenuar cortésmente el enunciado, a través de la alusión a la opinión del hablante (2003: v. en mi opinión, a mi juicio, a mi parecer, a mi entender). También incluye personalmente en su selección de adverbios terminados en -mente; esta forma, cuando se usa en contextos de manifestación de opinión, puede
conllevar cierta idea de atenuación discursiva, “delimitando expresamente, mediante su empleo, la responsabilidad de lo que uno manifiesta” (Santos Río 2003: v. personalmente). Ahora bien, el lingüista matiza que este valor atenuador no deriva exclusivamente del uso de este adverbio, sino también del contexto de creencia o consideración en el que se realice el enunciado. En otras situaciones comunicativas, personalmente se asocia con la aseveración directa y tajante, lo que no ocurre, en opinión de Santos Río (2003), en los
casos de las cercas semánticas atenuadoras en mi opinión, a mi juicio, etc. Este valor básico de mitigación también está presente en el empleo respectual de particularmente (Santos Río 2003: v. particularmente).
Las posiciones preferidas de estos modalizadores de opinión son la inicial (1) y la parentética (2):
(1) Para mí, un crimen de la moda que he estado viendo mucho por la calle últimamente es este look que no favorecería ni al hombre
más guapo del planeta (Corpus Mesa, FO 2016 ago EST 05).
(2) Mientras tanto, el gobernador Pedro Rosselló se reafirmó ayer en que no firmará el proyecto de sindicación si éste se enmienda para incluir el derecho a huelga de los empleados públicos. “No tengo objeción a que se le hagan modificaciones, ... pero no puede haber -desde mi punto de vista- una modificación que permita la huelga como instrumento para resolver conflictos. Eso sería inaceptable y tendría mi veto”, expresó (CREA, El nuevo día, 20/10/1997).
Los modalizadores de opinión que ocupan el margen izquierdo del enunciado funcionan como una guía de naturaleza modal para el interlocutor, que debe inferir que la validez del resto del enunciado se restringe a la esfera del yo del hablante, en concreto en sus creencias y juicios. En cambio, los usos en distribución parentética inciden en la naturaleza polifónica de estos elementos, puesto que recuerdan que lo enunciado constituye la opinión propia frente a otras posiciones.
En lo relativo al cotexto en el que se insertan estas unidades, es frecuente que los modalizadores de opinión coaparezcan con formas verbales condicionales (3) o elementos modales epistémicos no asertivos (4), que contribuyen a la minimización de la fuerza ilocutiva del acto de habla:
(3) Sé que muchos que no simpatizan con Podemos piensan que esto es una tontería. Y muchos que sí, también lo creen. Personalmente preferiría que el partido no se pronunciase (o no hiciera ningún tipo de insinuación) al respecto de no tener pruebas irrefutables (Corpus Mesa, YT 2016 jun 27 IÑA 01).
(4) Ello requeriría que el real se apreciara significativamente con relación al dólar norteamericano para poderse concretar. Lo más
probable es que finalicemos este año por encima del techo máximo de 6% fijado por el gobierno federal para el índice de los precios al
consumo. Es siempre difícil hacer pronósticos puntuales pero, a mi juicio, es posible que la inflación de 2001 llegue a 7% (CORPES XXI,
El País, 2001).
Estas formalizaciones del acto de habla contribuyen a presentar lo dicho como una verdad individual, relativa, que es asertada de manera débil por el hablante. Igualmente, es posible encontrar estas formas en coaparición con verbos doxásticos, del tipo creo (5) u opino (6) 20 :
(5) Pues bien todas estas supuestas “irrregularidades”, puede q la ley no las contemple como tales, pero no deja d ser una chapuza el
“encajar esto aquí. Habrá mucha gente q le guste esta idea y la respeto, pero yo personalmente creo q en un parque como Madrid Rio sobra (Corpus Mesa, FB 2016 jun CAR 06).
(6) Hemos puesto este ejemplo y no el de otras mujeres que también “invadieron” el ámbito de los hombres, como Fulvia o Valeria, porque, personalmente, opino que Cornelia fue una mujer muy inteligente que supo utilizar el sistema romano, consiguiendo gozar de un gran poder y, lo mejor de todo, pasar a la posteridad como el modelo de matrona por excelencia (CREA, Odiseo. Revista de Historia 4, 17/03/2002).
Como ha constatado la bibliografía previa, los modalizadores de la opinión tienen una función básica de minimización de la actitud del hablante, que se presenta como no impositiva y esencialmente cortés:
(7) El no señalar precios es también un inconveniente, pero las oscilaciones de los mismos en el proceso inflacionista que vivimos
recomendaron al autor omitirlos. Más grave parece, a mi entender, la ausencia de calificaciones, comprendemos, pero no compartimos,
las razones alegadas por el autor. Creo que el lector de este tipo de literatura, casi siempre apresurado viajero, se vería mejor asesorado en su elección si existiese la calificación en cada establecimiento. La investigación de los orígenes de los restaurantes y de las familias que los regentan suele ser muy completa y contribuye, en gran manera, a situar al comensal que a ellos concurre por vez primera (CREA, El País, 31/08/1977).
Dentro del marco de la teoría de la cortesía, ya desde las aproximaciones de R. Lakoff (1989) y Brown y Levinson (1978 [1987]) se señala la imposición de la opinión propia como una estrategia de descortesía. En este sentido, la función básica de los modalizadores de la opinión es la mitigadora, especialmente interesante en el caso de los actos directivos, en los que el modalizador sirve para atenuar la orden dirigida al interlocutor:
(8) En el capítulo que sigue haré un resumen de lo que se ha hecho desde aquella fecha para procurar mejorar el registro y, como
consecuencia, su imagen internacional. Finalmente voy a referirme a lo que, en mi opinión, debe hacerse en el próximo futuro con el
mismo propósito (CORPES XXI, R. Rivera, La Marina Mercante de Honduras, 2001).
(9) Personalmente recomiendo que el armado (y el servido) de cada plato se haga individualmente porque su presentación es de
primerísima importancia. No es conveniente servir el plato en una mezcla indiscriminada de elementos, por ejemplo, servirlo desde un
tiesto sopero común. Ojalá pudiésemos ofrecer el Valdiviano en una fuente de greda individual lo suficientemente (CORPES XXI, J. Torres, Origen, fulgor y vigencia del Valdiviano, 2001).
Se trata de una estrategia de cortesía negativa (Brown y Levinson 1978 [1987]; González Ruiz 2007) 21 con fines argumentativos. De esta forma, el hablante aumenta las posibilidades de que su interlocutor acceda a su petición. Es necesario resaltar que estos modalizadores de opinión parecen guardar cierta incompatibilidad con los actos directivos formalizados en modo imperativo (Hermoso Mellado 2001): los ejemplos precedentes constatan este hecho, dado que coaparecen con perífrasis verbales o verbos de habla en primera persona.
5. ANÁLISIS ARGUMENTATIVO
En términos propiamente argumentativos 22 , encontramos que los modalizadores de la opinión actúan en los ámbitos de la coorientación y de la antiorientación. En el campo de la coorientación, el empleo de unidades como personalmente o a mi juicio sirve para resaltar que lo dicho se asienta sobre la opinión propia del hablante (Barrenechea 1969: 46-48):
(10) En las afirmaciones que se hacen sobre la actitud asumida por la Cadena Cope, ahora en materia de enseñanza del castellano en
Cataluña, lo mismo que en otras ocasiones y sobre otros temas, se olvida un dato que es, a mi juicio, esencial (CREA, La Vanguardia,
27/02/1994).
(11) Nuestros obispos fueron discretos, sobre todo, hasta el 2 de febrero de 1977, en que la Comisión Permanente del Episcopado
publicó una nota sobre la participación política, que estaba en la línea de los principios que debían inspirar a los cristianos católicos ante
las elecciones. La parte relativa a la actitud de los laicos y el párrafo correspondiente a la misión de la Iglesia, en mi opinión, estaban
aceptablemente orientados. Pero lo que los obispos hablaban de los sacerdotes y religiosos ha dado lugar a distintas reacciones, ya que
siendo los obispos quienes más deberían cuidar personalmente de dar un testimonio de independencia política, difícilmente pueden pedírselo a sus sacerdotes en este momento de paso a la democracia, cuando ellos mismos durante el período franquista dieron ejemplo de lo contrario (CREA, Triunfo, 04/06/1977).
No obstante, podemos detectar ciertas diferencias entre estos dos ejemplos, a partir del cotexto en el que aparecen. Así, en (10), el modalizador de opinión es seguido de una unidad léxica que se encuentra en el punto más elevado de la escala de valoración argumentativa, como esencial. Tanto el modalizador como el adjetivo contribuyen, por tanto, a reforzar el argumento esgrimido, en virtud del tono confidencial que comportan estas unidades (Fuentes Rodríguez 2009a: v. personalmente). Esto es, el hablante
manifiesta su adhesión al enunciado, presentado como una verdad universal y, por tanto, como un argumento de enorme fuerza. Por el contrario, en (11) en mi opinión precede a aceptablemente, lo que orienta la interpretación hacia la atenuación de la fuerza argumentativa, a partir de la aserción débil que realiza el hablante. Se trata de una muestra de cortesía asertiva, dado que pretende atenuar el contenido proposicional o la fuerza ilocutiva de la aserción (Haverkate 1991). El juicio personal se convierte, en ambos
enunciados, en base legitimadora de lo dicho, sin conllevar imposición de la opinión propia sobre el interlocutor. En este sentido, “su presencia supone un cierto ‘relieve focal’ en el yo, en la óptica del hablante, lo cual explica su afinidad, en lo que respecta a sus valores discursivos, con los modalizadores de sinceridad” (González Ruiz 2007: 97).
El cotexto también se revela como el factor capital para analizar el valor argumentativo de la estructura desde mi perspectiva del siguiente fragmento:
(12) Evidentemente esta definición, desde mi perspectiva, incurre en las siguientes equivocaciones. Por un lado, pensar que existe una
categoría de ser humano llamado “normal”, que son los no enfermos, y por otro, el equilibrio nos lleva a pensar que la salud sería algo ideal, de tipo nirvánico (CREA, El libro de la salud natural para la mujer, 2004).
En este caso, el hablante inicia su enunciado con el reafirmador modal evidencial evidentemente, para después emplear el modalizador de la opinión desde mi perspectiva, en distribución parentética. En nuestra opinión, esta coexistencia se explica porque el hablante construye su discurso en dos movimientos: en primer lugar, utiliza el marcador modal epistémico de reafirmación de la aserción evidentemente y, en un segundo momento, rebaja la fuerza de su argumentación, restringiendo su validez exclusivamente a la esfera del yo. En el primer movimiento, el hablante se ampara bajo el conocimiento compartido de la comunidad a través de la elección del evidencial evidentemente 23 ; en el segundo, restringe lo dicho a su esfera personal, sin imponer su opinión (Hermoso Mellado 2001: 184). El evidencial refuerza por la alusión a la fuente (basada en la evidencia o conocimiento de lo dicho), que se matiza mediante el empleo del modalizador de opinión: se explicita que la fuente de ese conocimiento es el propio hablante. De esta forma, el hablante evita mostrarse como una persona impositiva, mejorando la imagen que proyecta:
(13) Todos hemos quedado perplejos, a mi parecer, ante la guerra de Irak. ¿Es una victoria o una derrota? ¿Había o no había armamento de destrucción masiva en Irak? Y los complejos industriales químicos y biológicos, ¿dónde están? ¿La Organización de las Naciones Unidas, que tanto dinero cuesta al mundo, sirvió o no sirvió para darse cuenta de la opresión tiránica en que vivía el pueblo de Irak, desde hacía largo tiempo? ¿Sadam Hussein era en verdad tan fuerte como parecía que decían sus voceros? A mis oídos llegó también la versión de que Hussein ni siquiera sabía rezar a Alá cuando tuvo que introducirse en la mezquita para tomar posesión como Presidente del país, pero sin embargo en nombre de Alá invitaba a su pueblo a la lucha. ¿Podríamos asegurar que Bush estaba bien informado por sus asesores de la realidad de Irak? (CREA, Eco Católico, 11/05/2003).
(14) Es decir, todo lo contrario, a mi entender, de lo que se lee en el editorial que estamos comentando”, con referencia al publicado en
este periódico (CREA, El País, 02/04/1985).
Los inicios de los enunciados precedentes se abren en términos absolutos (todos, todo lo contrario), para posteriormente ser matizados por el uso de los modalizadores de opinión. Estas formas modales sugieren que el hablante es consciente de la existencia de otras posturas, que quedan descartadas. Como apunta acertadamente Hermoso Mellado (2001):
el valor argumentativo resulta así, en nuestra opinión, de cierto efecto polifónico 24 : desde esa posición, más próxima a la zona de la enunciación, en este instante en el que el locutor elige su postura como enunciador (E0), éste convoca otras opiniones, otros enunciadores (E1,E2, E3…) que respeta y al mismo tiempo descarta. Esto le permite subrayar su protagonismo en el discurso, sin correr el riesgo de ser contradicho (Hermoso Mellado 2001: 183).
En lo relativo a su función dentro del ámbito de la antiorientación, los modalizadores de la opinión sirven para introducir una disensión o una contraargumentación, por ejemplo, a lo esgrimido por el interlocutor:
(15) - Que no se desanime. Que mande sus maquetas por todos los lados. El trabajo y la constancia, al final, siempre tienen su recompensa.
-Usted, que fue representante de España en Eurovisión, ¿qué piensa de la canción de este año?
- Hombre, pues a mí, personalmente, no me gusta mucho. Me parece demasiado festivalera, y el chaval es demasiado joven y le falta
experiencia. Pero eso da igual; Eurovisión siempre ha sido política (CREA, El Periódico de Aragón, 14/05/2004).
(16) 2015/12/20, 14:38 - H6: Pero en general me parece una buena sucesora.
2015/12/20, 14:47 - H5: Mmm, para mí, no tanto. No le vi ningún tipo de coherencia interna (Corpus Mesa, WA 2015/16 ago-mar GRU 01).
En ambos casos nos encontramos ante críticas o disensiones suaves, en tanto que no supone un desacuerdo total con las ideas del oyente sino, más bien, una oposición parcial: el hablante reconoce el valor del juicio del otro, al que se opone el suyo propio, que prevalece:
(17) G: § hombre liberal lo que pasa es que no sé pues tú a lo mejor entiendes por liberal pues ((hay)) gente que entiende→ pues un viva
la virgen ¿no? o sea… que pasan de todo que– que– que§
E: § tampoco es eso
G: eso tampoco es una persona liberal↑ para mí es una persona que tienee unos principios ¿no? y quee oye intenta cumplirlos↓ a rajatabla
¿no? simplemente [y bueno yy]
E: [es que– es que ee] yo para mí↑ el hecho de ser conservadores y tal precisamente radica en sus principios y para mí↑ hay unas– unos
valores…
muy fundamentales que a lo mejor para otra persona no lo son
¿no? (3’’) no [sé] VALESCO pág. 86 transcripción [L.15.A.2].
Esta función contraargumentativa también se refleja en los textos monologales
que presentan naturaleza polifónica. En estos casos, los modalizadores de
opinión sirven para formalizar la estructura argumentativa del texto, en tanto
que marcan los contraargumentos a las posturas defendidas por los otros:
(18) La ideología liberal ha mostrado una fuerza y un gran empuje durante los últimos tiempos. Una fuerza y un empuje que se han
agostado. Margaret Thatcher lo constataba en su reciente visita a Madrid cuando se refería a que las posiciones ligadas a su persona y a
Reagan” actualmente no están en vigor con la extensión de antes”. Esto es obvio pese a que, desde mi punto de vista, en el balance de Thatcher hay más aspectos positivos que en el balance de Reagan (CREA, La Vanguardia, 16/11/1995).
(19) Algunos destinos no son para las mujeres, desde mi punto de vista. Tengo compañeras que dicen que todos los destinos son para
mujeres. Yo creo que no, porque la condición física de la mujer no es igual que la del hombre. Hay algunos destinos que considero duros
para la mujer, no sé, para su persona (CREA, El País, 25/08/1997).
Esta función de disensión suave de los modalizadores de opinión suele ir acompañada de la conjunción adversativa pero:
(20) Y me criticó muy duramente, pero fue interesante porque la tenía muy presente, se veía que por algún lado le había pegado. Un problema adicional para una película así era que en esa época toda la izquierda estaba muy en contra de los movimientos de vanguardia. Nada de surrealismo. Yo pasaba a ser un formalista que no me preocupaba por los problemas del pueblo. Pero para mí es muy valioso el hecho de filmar, contar y ver quién es uno (CREA, Roland, el cineclub y los amigos, 2003).
(21) Esta, según él, ha sido debida, en parte, a una campaña literaria en contra de la política social, en la que se negaba la posibilidad de éxito de las medidas adoptadas, y también, su poca adecuación a los objetos señalados. Pero, a mi juicio, más significativa que estos ataques fue la actitud de los propios defensores de la política social en el jubileo de la «unión para la Política Social»; actitud que he comentado con anterioridad; y también, el rechazo total que la política social sufría por parte de los socialistas de izquierda (CREA, F. Rodríguez, Introducción a la política social, 1979).
El efecto de los modalizadores de la opinión no se restringe al ámbito oracional, sino que lo transciende para, en ocasiones, modificar por entero el significado de un texto:
(22) Comoquiera que sea, es lo cierto que estas psicosis funcionales no pueden ser planteadas en sus aspectos etiológicos, psicopatológicos, clínicos y pronósticos bajo los mismos criterios de aquellas otras en las que la dependencia de una alteración cerebral de carácter lesional está en el primer plano, y que se hace responsable de los síntomas y síndromes que caracterizan las -a mi juicio- erróneamente calificadas como “psicosis” de fundamento orgánico. En realidad se trata en estos casos de complicaciones psiquiátricas, bien de enfermedades somáticas generales que afectan al sistema nervioso central, especialmente al encéfalo en sus diversas estructuras (parénquina, vasos, cubiertas), bien de enfermedades neurológicas. En todas ellas lo nuclear es la alteración del estado de la conciencia en los casos agudos, o la demenciación en los casos de evolución crónica, esta última presente ab initio; demenciación que -como discutiré en el apartado correspondiente- es tan sólo la alteración instrumental de los procesos cognitivos (inteligencia) y mnésticos (CREA, C. Castilla, Introducción a la psiquiatría, 1980).
El modalizador de la opinión resulta focalizado por la distribución parentética 25 y sirve para contraponer la voz del autor frente a la de los otros. Su empleo obliga al interlocutor a reinterpretar el texto completo, que queda totalmente restringido a la esfera del yo. Desde el punto de vista macroestructural, los modalizadores de opinión son muy habituales en reseñas y críticas: (23) El juego de los símbolos, tan claro en la obra de Büchner como en el drama musical de Berg, es muy claro: precisa de una inteligencia que, como en este caso, lo realice subrayando lo simbólico, metamorfoseando lo coreográfico, enalteciendo lo ambiental, profundizando en lo psicológico. Sobra, a mi entender, algún detalle por defecto de abultamiento, tal el descenso del gran caballo al final de la pieza (CREA, Ópera, 01/04/1987).
Estos empleos no resultan sorprendentes, toda vez que los textos de reseñas y críticas se construyen sobre la base subjetiva de su autor, que manifiesta su opinión sobre un producto.
En el caso del discurso político, si bien no es tan relevante la manifestación de la opinión propia, el uso de los modalizadores de opinión va en la línea del empleo de los verbos doxásticos (Brenes Peña 2015) o del pronombre personal sujeto (Alcaide Lara 2012):
(24) No habría, según mi punto de vista, ningún desdoro en que ante la situación que se está generando en el país, que es de suma gravedad, y de la cual tienen que hacerse cargo también los Ministros, hubiera una revisión y hubiera una contradicción de tesis que fallara a favor de los deudores (CREA, Sesión Pública Ordinaria de la Honorable Cámara de Senadores, México).
A pesar de que en el discurso político los hablantes suelen intervenir como portavoces de un colectivo (el gobierno o el partido al que pertenecen), el empleo de este tipo de unidades, que explicitan que lo dicho se restringe a la esfera de la opinión personal, no se emplea como recurso mitigador, sino como mecanismo de engrandecimiento del yo, sin caer en la manifestación de descortesía (Fuentes Rodríguez 2010).
Por último, queremos añadir que el discurso académico también se caracteriza por el empleo de modalizadores de opinión, como personalmente o en mi opinión:
(25) Alarman los procesos de deterioro articular detectados en la actualidad en personas cada vez más jóvenes; incluso deportistas
de élite y atletas profesionales presentan en edades muy tempranas descalcificaciones importantes que, con el paso del tiempo, se
intensificarán por el natural proceso de envejecimiento orgánico. Los hábitos de vida y la dieta inadecuada son, desde mi perspectiva, los
responsables fundamentales de este tipo de cuadros. Hoy sabemos, por ejemplo, que el consumo de bebidas gaseosas y concentrados
dietéticos para deportistas, así como alimentos precocinados que tienen proteínas modificadas (caseína y lactalbumina) constituyen auténticos ladrones del calcio orgánico (CREA, El libro de la salud natural para la mujer, 2004).
Aunque el discurso académico ha sido tradicionalmente caracterizado como un tipo textual objetivo, neutral e impersonal (Montolío 2001: 41), estudios más recientes han constatado la presencia de elementos que apuntan al locutor del discurso, como los evidenciales (López Ferrero 2002), los enfatizadores, los mitigadores y los marcadores de modalidad deóntica (Hyland 1998a, 1998b). De igual forma, la presencia de marcadores de punto de vista o modalizadores de opinión sirve para formalizar lingüísticamente la presencia del sujeto lingüístico en el texto y, en casos como el fragmento precedente, donde desde mi perspectiva es seguido de fundamentales, servirían para aumentar la fuerza argumentativa de ese enunciado.
6. CONCLUSIONES
El estudio cualitativo que presentamos en este artículo nos ha permitido describir el funcionamiento de los modalizadores de opinión desde el punto de vista argumentativo. Estas unidades, enmarcadas en el campo de la modalidad, en tanto que limitan o especifican el campo de validez del enunciado, han recibido una atención desigual en la bibliografía específica, especialmente en lo relativo a sus funciones discursivas, así como en las obras lexicográficas especializadas. Aunque en origen fueron definidas como formas de expresión neutra de la modalidad, posteriormente han sido relacionadas con un propósito mitigador de la opinión propia.
Desde el punto de vista argumentativo, los modalizadores de opinión se presentan como un recurso versátil, susceptibles de funcionar tanto en el ámbito de la coorientación como de la antiorientación. En el primero, los modalizadores analizados sirven para explicitar que lo dicho se asienta sobre la opinión propia del hablante, considerada bien como fuente de conocimiento, lo que refuerza el argumento sostenido, que se presenta como verdad universal, bien como una restricción de la esfera de validez de la opinión, lo que atenúa el acto de habla. En ambos casos, la opinión manifestada no se impone, sino que se contrapone a otras posturas que se sugieren. En el terreno de la antiorientación, los modalizadores son empleados para expresar una oposición parcial a la postura del interlocutor, que se respeta, o bien para introducir un argumento antiorientado a la postura sostenida en el texto por el propio hablante. Desde el punto de vista macroestructural, los modalizadores son habituales en textos en los que se expresa una opinión propia, tales como la crítica, la reseña, el ensayo o también el discurso político. El empleo de estas unidades se vincula también a cuestiones de imagen, dado que permiten presentar al hablante como una persona no impositiva y dialogante.
Los modalizadores de opinión o punto de vista presentan, por consiguiente, una naturaleza modal-enunciativa, en tanto que aluden a la opinión propia del hablante en contraposición a otras posturas, que se respetan. Desde el punto de vista argumentativo, pueden funcionar de dos formas: rebajan la fuerza argumentativa del enunciado, en forma de aserción débil, o aumentan la fuerza del argumento, al que el hablante se adhiere, rozando la imposición de la opinión propia. Los parámetros relevantes en la interpretación de una u otra función son, además de los ya comentados en estudios previos, como la aparición de lexemas de contenido absoluto o el tipo de acto de habla, la posición que el modalizador ocupa en el enunciado y el tipo de imagen que el hablante desea proyectar.
Aunque consideramos que este estudio presenta naturaleza exploratoria, y que es necesario ahondar en las similitudes y diferencias que existen entre los distintos modalizadores de opinión, así como en las funciones argumentativas que desempeñan en los diferentes tipos textuales, creemos que se ha puesto de manifiesto la necesidad de atender, tanto al contexto como al cotexto lingüístico en el que aparecen estas unidades, para delimitar la función argumentativa que desempeñan en el discurso y establecer las conexiones con su naturaleza modal y sus fines corteses.
Resumen:
1. INTRODUCCIÓN
2. LOS MODALIZADORES DE OPINIÓN Y LA EXPRESIÓN DE LA MODALIDAD
3. CORPUS Y METODOLOGÍA
4. NATURALEZA Y FUNCIONES
5. ANÁLISIS ARGUMENTATIVO
6. CONCLUSIONES