Desde su reconocimiento académico y profesional en el país, ocurrido a fines de la década de 1960 como parte del proceso de reforma universitaria, el diseño pudo instalar su enseñanza a nivel de los estudios de carácter técnico o profesional en universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, mas no así en la educación de nivel básico o secundario en las escuelas, liceos o colegios, lugar que en cambio fue ocupado por asignaturas como dibujo, artes plásticas o técnico manual durante la mayor parte del siglo XX y por educación tecnológica desde fines del mismo. Este artículo invita a revisar el rol que el diseño puede desempeñar a futuro en los distintos niveles de la educación pública, para aportar tanto al desarrollo de su propio quehacer como al de las disciplinas afines a las industrias creativas en el escenario de la sociedad del conocimiento.